María Codesido, una joven gallega con discapacidad, cursará este año Bachillerato Internacional en el UWC Red Cross Nordic College de Noruega, uno de los centros internacionales de Colegios del Mundo Unidos, gracias a una de las becas anuales de Fundación ONCE.
Codesido ha terminado su formación en la ESO con Matrícula de Honor en el CPR Santiago Apóstol de Soutomaior, en Pontevedra. A sus 17 años, habla gallego e inglés. Le gusta la natación, ha formado parte de una banda de música y participa en un club de debate y en otro de ciencias.
«En el primero, debatimos distintos temas de la actualidad y hemos de posicionarnos en ambas posturas, lo que nos ayuda a tener una mente más abierta y ponerse en la situación de los otros. En el club de ciencias buscamos problemas actuales como el calentamiento global e intentamos solucionarlos aplicando los estudios y soluciones a nuestra comunidad»», explica María.
María, junto a su madre
A pesar de su displasia esquelética, es una gran apasionada del deporte. En verano practica surf, paddle surf, windsurf… y en invierno snowboard. «Me gustan los deportes y las actividades que conllevan adrenalina».
«Mi discapacidad es parecida a la acondroplasia, sobre todo, una cuestión de altura; cosas tan básicas como tocar un timbre o el aseo personal se convierten en complejas (algunas imposibles) sin las operaciones de alargamiento óseo», explica María ya instalada en Noruega.
CAMBIAR EL MUNDO
Se siente afortunada por haber obtenido esta beca de la que espera que le haga crecer como persona, «poder aprender de otras culturas y ampliar mi punto de vista sobre el mundo». «Espero obtener las habilidades y herramientas necesarias para el desarrollo de mi persona, realizar un cambio en el mundo, mejorarlo, aunque sea con un pequeño grano de arena», añade.
María afronta esta nueva experiencia con el reto que supone alejarse completamente de su rutina, «enfrentar este desafío sin nadie de mi círculo y empezar una nueva etapa en un nuevo país, con una nueva cultura». Confía en que el tiempo y las ganas hagan más fácil la adaptación. «Creo que me va a ayudar a madurar y a adaptarme a las adversidades del mundo».
Respecto al colegio que ha elegido, el UWC Red Cross Nordic, explica que le interesa la cultura nórdica. «Es diferente a la cultura mediterránea y me ayudará a ampliar horizontes. Además, me interesa su relación con la Cruz Roja con su programa de competencias básicas».
María se muestra muy agradecida a Fundación ONCE por esta beca y espera aprovechar al máximo esta experiencia. «Llevo una semana en el colegio y la experiencia está siendo increíble a la par de enriquecedora, pero sobre todo única; ese tipo de situaciones que piensas que nunca te pasarán a ti. Es necesario que haya entidades como Fundación ONCE, que a la gente con discapacidad nos dejen demostrar lo que valemos y poder acceder a este tipo de oportunidad también. Lo mínimo que puedo hacer es dar las gracias».
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