Nos parece muy acertado empezar este reportaje con la frase de nuestra psicóloga de cabecera, la doctora Isabel Aranda, en la que dice que “todos tenemos derecho a tener un proyecto de vida propio”. Y es que, aunque parezca mentira, son muchos los jóvenes con discapacidad que todavía, a día de hoy, sienten que no cuentan con la libertad y las herramientas adecuadas para soñar a lo grande, fijarse metas, satisfacer sus necesidades a su manera y vivir -al fin y al cabo- su propia vida.
Queremos contarte la historia de una madre cuya hija tiene síndrome de Down. No es ni la primera ni la última madre que, a pesar de los años y la adulta en la que se ha convertido su hija, sigue tratándola como una niña. A través de sus ojos, es incapaz de ver en ella esa mujer con sueños, metas, retos y deseos. Mucho menos entenderá que “su niña” pueda querer tener (y tenga) una vida sexual activa y plena.
Existe cierta tendencia a infantilizar a las personas con discapacidad. Un hecho que, erróneamente, nos puede llevar a pensar que su instinto sexual no ha alcanzado su madurez y está apagado. Este es el motivo por el que, a muchos todavía les cuesta enlazar los conceptos sexualidad y discapacidad, hasta el punto de creer que estos jóvenes son seres “asexuales”.
¿Qué impide gozar a los jóvenes de su sexualidad?
En la gran mayoría de ocasiones, la barrera no está en el joven, sino en su entorno más inmediato: la sobreprotección familiar, los prejuicios sociales y la poca educación sexual, pueden convertirse en frenos para lograr su disfrute y placer.
Y es que, aunque parezca mentira, en pleno siglo XXI la sexualidad sigue siendo un tema sensible sobre la intimidad de las personas, relacionada con cuestiones puramente sociales.
Jorge Casarella, en el libro “Sexualidad y Discapacidad”, nos ofrece tips para que podamos acompañar a los jóvenes en la canalización de su energía sexual, en lugar de sorprendernos, atemorizarnos y rechazar la realidad.
La invisibilización
Durante muchos y muchos años los jóvenes con discapacidad han sido considerados “niños” e, incluso, “ángeles”. Su relación con el deseo sexual no es que haya sido nula, sino que ha sido invisibilizada, apartada y negada.
Ponerla de manifiesto es un primer paso para lograr ese proyecto de vida propio con el que comenzábamos este texto.
Promover, proteger y asegurar el goce pleno, y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, así como promover el respeto de su dignidad inherente, es la misión de la Ley 8/2021 que entró en vigor en septiembre de 2021. Así pues, gracias a esta Ley ya nadie es “incapaz” delante de la justicia; sino que, en determinados casos, contados y siempre con la determinación de un juez, habrá personas con discapacidad que requerirán de ciertos apoyos para el ejercicio de su capacidad jurídica.
Ser el dueño de sus propios actos es una libertad deseada por los jóvenes con discapacidad. Una libertad coartada, en algunas ocasiones, que necesita del apoyo familiar y del entorno.
¿Cómo ayudar a transitar la sexualidad a un joven con discapacidad?
Para muchos padres, de hijos con o sin discapacidad, tocar el tema de la sexualidad resulta incómodo y tenso. También lo es para algunos de los profesionales que trabajan con ellos a diario. Contar con el apoyo psicológico adecuado, como comenta la psicóloga Isabel Aranda, “es el primer paso para que el entorno vea que el deseo sexual es normal”.
La misión de la Comunidad Por Talento Joven, es dotar al entorno del joven de las herramientas adecuadas para fomentar su independencia, desarrollar su talento y favorecer el alcance de sus sueños. Tanto si eres familiar, como si trabajas con jóvenes con discapacidad, disponemos de herramientas que te serán de gran ayuda para acompañarles.
Además, puedes complementar todo conocimiento con algunas lecturas que te permitan ahondar en la empatía, borrar miedos que actúan de frenos y hacer, así, de nuestros jóvenes, jóvenes realmente felices y libres.
Jorge Casarella, en el libro “Sexualidad y Discapacidad”, nos ofrece tips para que podamos acompañar a los jóvenes en la canalización de su energía sexual, en lugar de sorprendernos, atemorizarnos y rechazar la realidad.