Todos los museos del mundo cuentan con una misma prohibición: «No tocar». ¿Todos? No, hay uno, en pleno centro de Madrid, que precisamente permite que nuestras manos recorran las obras que se exponen en él: el Museo Tiflológico, un espacio concebido para que sus visitantes no solo puedan ver sino tocar sus obras, algo que lo convierte en único.
Un museo para ver y tocar
Por lo tanto, en él se puede disfrutar del patrimonio cultural de la ONCE y participar en los numerosos talleres que programa para estimular el uso de los cinco sentidos. Una manera insólita y fantástica de acercarse al arte de manera que las personas con discapacidad visual o ceguera no queden excluidas.
Una experiencia 100% accesible para las personas con discapacidad visual y también confortable y recomendable para todos los públicos.
Inaugurado en 1992, el Museo Tiflológico también cuenta con exposiciones temporales, ofrece visitas guiadas, ofrece talleres específicos para para familias, escolares y público de todas las edades en los que se enseña el sistema braille y se realiza una aproximación a la discapacidad visual.
La colección del museo
Los fondos que se exhiben en él se dividen en tres salas: la dedicada a las maquetas de monumentos arquitectónicos, tanto nacionales (La Sagrada Familia, La Cibeles o El Monasterio de El Escorial, entre otros) como internacionales (el Coliseo de Roma, el Partenón de Grecia o la Estatua de la Libertad de Nueva York); la destinadas a exhibir obras pictóricas, escultóricas y textiles de artistas ciegos y con discapacidad visual grave (como las de Simeón Peña, Juan María Torre, Pello Mirena, Rosa Garriga, Eulalia Conde o Víctor Meliveo) y la sala con material tiflológico (punzón corrector, pauta Abreu-Braille, máquina para taquigrafía Matrix o un aparato Kleion, entre otros muchos utensilios que han facilitado la vida de las personas ciegas a través de tiempo).
Exposiciones temporales
En estos meses se puede contemplar la nueva exposición temporal, ‘Emoxion’, una mirada a la figura humana de la pintora con discapacidad visual Lola Raya.
«Los museos y galerías son arte; también para mí, fuentes de inspiración y placer. Sin duda, esto les parecerá extraño a muchos: que mi mano, sin ayuda de la vista, pueda sentir el movimiento, el sentimiento, la belleza del frío mármol; sin embargo, es cierto que siento genuino placer al tocar las grandes obras de arte. A través de las puntas de los dedos, siguiendo la curva de la línea del trazo, descubren el pensamiento y la emoción que el artista ha retratado».
Escribió Helen Keller, la escritora y activista política sordociega estadounidense.