El 20% de los adultos en España se sienten solos y el 13,5% sufre soledad crónica, desde hace dos o más años. Entre las personas con discapacidad, el porcentaje aumenta 30 puntos. Además, las mujeres con discapacidad la padecen más que los hombres, con un 54,3% frente al 45,7%.
Así lo recoge el ‘Barómetro de la soledad no deseada en España 2024’, elaborado por Fundación ONCE y Fundación AXA, dentro del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada. El estudio se presentó en un acto en la sede de Por Talento Digital de Fundación ONCE, en un acto en el que participó el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy.
El director del estudio, Raúl Ruiz, de Fresno, the right link, explicó que la soledad se vive «con más virulencia» entre los jóvenes de entornos rurales y las personas mayores de entornos urbanos y que las mujeres se sienten más solas que los hombres.
INDAGAR LAS CAUSAS
El propósito del informe es «identificar la incidencia de la soledad no deseada, indagar en las posibles causas o correlaciones y conocer la opinión de la población sobre el fenómeno del aislamiento involuntario».
Una de las conclusiones del estudio es que la soledad es «un problema persistente», ya que dos de cada tres personas (67.7%) conviven con ella desde hace más de dos años y un 59% desde hace más de tres.
SIETE DE CADA DIEZ HA SUFRIDO SOLEDAD
Incluso las personas que dicen no sentirse solas, han experimentado esta sensación alguna vez (63%), por lo que «siete de cada diez personas han sufrido soledad no deseada en alguna etapa de su vida» y, teniendo en cuenta la intensidad, casi la mitad de la población (49,3%) sufre soledad no deseada o la ha sufrido en el pasado.
Pese a ello, «tiene solución en muchos casos», como demuestra el hecho de que la mitad de quienes se han sentido solos no lo están en el presente.
La soledad es «algo más frecuente» en las mujeres (21,8%) que en los hombres (18%), y la soledad voluntaria está relacionada con «dificultades» derivadas de la salud, economía, desempleo o la discapacidad, y hay factores que inciden en ella, como dificultades económicas, origen extranjero, vivir con un problema de salud mental, ser joven o estar en desempleo teniendo entre 30 y 54 años.
«Tener una salud muy mala, mala o regular implica una probabilidad tres veces mayor de sufrir soledad no deseada y vivir con un problema de salud mental, diagnosticado o no, en 2,4 veces», y se presenta el doble de veces en quienes viven solos.
La presidenta del presidenta del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada (SoledadES), Matilde Fernández,se mostró convencida de que es el municipio, el entorno más cercano al ciudadano, el que debe «liderar la suma de las micropolíticas» para atajar esta problemática y que, a su juicio, «tienen que ver con hacer comunidad y barrio, un trabajo en la cercanía, apoyando y potenciando a quienes quieren hacer algo» para combatirla.
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