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Antonio Orozco nos habla de sus problemas de salud mental

Fecha:8 Oct 2025
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Orozco

Seguro que conoces a Antonio Orozco. Seguro que has bailado o cantado sus canciones. Es uno de los músicos con más talento y éxito de nuestro país. Pero ser una estrella con más de 1,5 millones de discos vendidos y con más de 2.500 conciertos en Europa y Latinoamérica no impide sufrir. No hay blindaje para eso. Hace justo dos años tocó fondo física y psicológicamente. Tuvo que abandonar todo y ahora regresa sabiendo que es imposible ser feliz sin conocerse a sí mismo y sin asimilar las adversidades que nos repara la vida.

Orozco habla abiertamente de todo ello en el libro Inevitablemente yo, publicado por Planeta, donde reflexiona sobre sus traumas internos en una entrevista concedida a Servimedia en vísperas del Día Mundial de la Salud Mental, el 10 de octubre.

«¿Cuántas veces ha tenido que resetearse Antonio Orozco?». «Poniendo el marcador a cero, una sola vez. Ese ha sido el problema. El trabajo ha sido el vínculo con la no realidad. Me ha ayudado a olvidar. Pero se va acumulando. Cuando paré, no me podía permitir seguir trabajando. Y bendito sea el día que decidí parar y no me importó que se pasara mi tiempo», reflexiona con voz pausada.

El 21 de octubre de 2023, el cantante finalizaba un concierto en Bruselas «sobrepasado de estrés». Su gran gira europea era un éxito, pero apenas podía disfrutar. Su cuerpo estaba a punto de decir basta y de dejarlo tumbado en la cama con casi cuarenta grados de fiebre. Ahí empezó a sentir que «no podía seguir». Mes y medio después, abandonó todo y canceló 111 funciones que tenía firmadas.

VIDA REPLETA DE CONTRATIEMPOS

«Creía que me iba a morir. Vivía con una ansiedad extrema que me mantenía en tensión todo el tiempo». Necesitaba tomar una pastilla para dormir, otra para rebajar el estrés. Pesaba más de 100 kilos. Pero la cicatriz era más honda. Antonio perdió a su padre con 19 años. Así que, de un día para otro, dejó de ser hijo para sacar la familia adelante con un hermano pequeño de apenas diez meses. En 2016 murió de forma repentina su productor. En octubre de 2017 falleció Susana, la madre de su hijo Jan. Estaban separados, pero seguía siendo la persona más importante de su vida y todavía hoy se estremece al decir su nombre. En poco tiempo, murió también su amigo Dani.

A semejante losa hay que sumar el lastre de sentirse incómodo con el peso, el complejo de verse mal con cualquier ropa, la presión del artista por crear y facturar, la falta de tiempo para hacer deporte cuando de adolescente le fascinaba, la traición de una amistad familiar al inicio de su carrera, comentarios ofensivos en redes sociales, el agobio de la falta de anonimato al salir a la calle, las fotografías robadas en cualquier sitio con un teléfono móvil, las dificultades para dormir, los constantes viajes de las giras y el sentimiento de soledad en los hoteles.

Un día estalló. El miedo fue tan grande que tuvo que ponerse en manos de varios profesionales: un médico de cabecera, un nutricionista, un entrenador, un foniatra y, por supuesto, un psicólogo.

El doctor fue tajante. O paraba por completo o asumía el riesgo de sufrir un infarto o un ictus en cualquier momento. Por su familia, no lo dudó. Así que renunció a todo sin importar que pudiera suponer el final de su carrera musical. Y empezó a mirar a los problemas uno a uno y fente a frente. «En este país, o vas a la moda o vas al psicólogo», dice sobre la presión que le llegaba desde fuera. «Gracias a la terapia, he logrado ir desmontando mi colapso emocional, deconstruirme para volver a construirme después, poco a poco».

«Cuando no te ves bien y estás fuera de un estereotipo pierdes la seguridad en ti mismo. Se van apagando las luces de la inspiración como un pasillo que se va quedando a oscuras y entonces menos cosas encuentras para convencerte. Y ese es el dolor más grande: cuando no te gustas y sientes que no gustas a nadie».

Con la ayuda de los especialistas, empezó a mejorar. Orozco sólo pensaba en el trabajo y dejaba que todos los demás dirigieran su tiempo.

RECUPERACIÓN E INSPIRACIÓN

El proceso dio sus frutos. «Fue rápido empezar a sentirme bien y la inspiración volvió con una fuerza y una turbulencia como nunca».
Por fin ha tenido a su alcance las «herramientas para salir del embudo» en el que estaba metido y en este libro las cuenta por si a otras personas les sirven. Una de las más importantes es la «autoaceptación, porque tienes que aceptar quién eres»».

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