Dentro de los alumnos con discapacidad que podemos encontrar en el aula, debemos de tener en cuenta a los alumnos con sordera y con hipoacusia. La diferencia principal está en el grado de intensidad de la pérdida auditiva. La sordera o anacusia, es la pérdida total de audición, mientras que la hipoacusia es la pérdida parcial. Ambas se pueden dar en uno o en ambos oídos.
A veces, como profesores u orientadores, no sabemos qué hacer cuando un alumno con hipoacusia llega a nuestra aula.
La hipoacusia se engloba en: leve (pérdida de 20 a 40 dB), moderada (entre 40-70 dB), severa (70-90 y a 30 cm de distancia) y profunda (más de 90). Lo más importante no es tanto el nombre sino el diagnóstico, la cantidad de pérdida y cómo solucionarlo. La hipoacusia tiene tratamiento. Dependiendo del tipo (neurosensorial, conductiva, mixta) y del grado, y si es unilateral o bilateral se pueden usar diferentes sistemas: audífonos, implantes cocleares o implantes osteointegrados.
¿Qué debemos de hacer en el aula para trabajar con estos alumnos?
El alumno que tiene hipoacusia no percibe los sonidos en su intensidad habitual y su comportamiento no va a ser el mismo que el de otro que no la padece. La conducta de algunos niños puede llevar al diagnóstico erróneo de distraído, falto de comprensión, autismo o incluso discapacitado intelectual, cuando estos niños pueden ser igual o más inteligentes que el resto de sus compañeros oyentes. De hecho, el alumno/a con hipoacusia moderada suele ser muy callado para poder captar toda la información, aunque a veces les resulta complicado mantener el nivel de concentración y puede afectar en su rendimiento académico. Algunas cosas en que fijarse, incluso en el aula si no vienen ya con la detección realizada, son:
- Responde con irregularidad a los estímulos auditivos.
- No siempre entiende lo que se le dice.
- Se acerca al hablar para «oír» mejor.
- Busca la cara y los labios del hablante.
- Participa poco en las actividades grupales o interrumpe y llama constantemente la atención.
¿Qué adaptaciones necesita nuestra aula?
Como profesores u orientadores debemos de permitirles tener una autonomía apoyándose en sus habilidades reales, dejando que tengan una estimulación multisensorial. También hay que ofrecerles toda la ayuda necesaria para que su déficit en la escucha no sea un inconveniente -especialmente si el entorno es poco conocido o hay algún cambio- así como controlar el nivel de ruido en el aula para que pueda escucharnos bien. Además, dentro del aula se aconseja tomar algunas medidas como:
- Cuidar las condiciones acústicas y niveles de ruido.
- Facilitar a los alumnos/as información sobre la hipoacusia para que entiendan al compañero/a que la padece.
- Situar al alumno/a lejos de las fuentes de ruido y de manera que pueda ver al profesor/a y a sus compañeros/as de frente, permitiendo su lectura labial.
- Hablarle del lado del oído sin pérdida (o con menor pérdida auditiva), tanto si lleva implante, audífono como si no lo lleva.
- Utilizar apoyos visuales.
- Fomentar la participación con sus compañeros/as para mejorar destrezas sociales y la integración.
- No simplificar el lenguaje pero sí hablar con claridad y normalidad, sin correr ni ralentizar la conversación.
- En las intervenciones orales, puede salir un compañero/a al encerado para anotar las respuestas correctas o, en su defecto, que el profesor/a lo repita.
- Cuando sea necesario, sustituir las pruebas escritas por orales.
Si quieres conocer más recursos para trabajar mejor con la discapacidad, suscríbete a la Comunidad Por Talento Joven en este enlace.